Punto Crítico

Este 2024 la oferta de viviendas turísticas en la provincia de Almería ha experimentado un preocupante crecimiento del 27%, según revela el informe trimestral presentado por los competidores de Exceltur, la asociación que agrupa a los empresarios hoteleros.

Los destinos turísticos más afectados por este fenómeno son Vera, Mojácar y Roquetas, que ya superan las 10.000 viviendas de uso turístico o de alquiler de temporada. Aunque las previsiones indican que esta tendencia continuará en aumento debido al dinamismo de la demanda, es importante señalar que la intensidad de este mercado no se mide con exactitud debido al mercado negro no registrado.

Esta proliferación de viviendas turísticas supone un perjuicio evidente para la población local de Almería. La creciente oferta de alojamientos de temporada no solo contribuye a la descapitalización del mercado inmobiliario, sino que también provoca un aumento en los precios de alquiler, dificultando el acceso a la vivienda para los residentes locales.

A esto hay que sumar el aumento descontrolado de los precios del alquiler. La zona con el metro cuadrado más caro de Almería capital es La Vega de Acá-Nueva Almería-Cortijo Grande, con un promedio de 2.261 euros, superando incluso los precios anteriores a la burbuja inmobiliaria. Le sigue El Toyo con 1.958 euros, según el portal Idealista, una cifra prácticamente igual a la de 2008. A continuación, se encuentra El Zapillo con 1.659 euros por metro cuadrado, un precio que no se alcanzaba desde 2012. Villablanca se sitúa cerca con 1.494 euros (cifras de 2013), y Altamira-Oliveros con 1.500 euros, muy similar al precio de las viviendas en el centro (1.450 euros) o en la parte central de la Rambla (casi 1.400 euros).

A pesar de estas preocupaciones, Almería no muestra signos, por ahora, de ser declarada como zona tensionada, lo que restringiría la actividad de este tipo de alojamientos temporales llegando a rechazarse hasta por 3 veces en el plenario propuestas en este sentido presentadas por PODEMOS-IU y PSOE.

A pesar del crecimiento en el número de viviendas turísticas, es necesario considerar las consecuencias negativas que este fenómeno puede tener para la población local. Es fundamental encontrar un equilibrio entre el desarrollo turístico y la preservación de los derechos y necesidades de los residentes de Almería.